

CRIE ZIMAPÁN
DISCAPACIDAD AUDITIVA
Se define como la pérdida parcial o total de la capacidad auditiva que afecta fundamentalmente a la comunicación persistiendo dificultad para participar en actividades propias de la vida cotidiana, que surge como consecuencia de la interacción entre una dificultad específica para percibir a través de la audición los sonidos del ambiente y dependiendo del grado de pérdida auditiva, los sonidos del lenguaje oral, y las barreras presentes en el contexto en el que se desenvuelve la persona.
El Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (Conadis), publicó en 2012 un glosario para todos los funcionarios de las secretarías de la Administración Pública, en el cual se define a la discapacidad auditiva como: “La restricción en la función de la pérdida de los sonidos externos. Cuando la pérdida es de superficial a moderada, se necesita el uso de auxiliares auditivos pero pueden adquirir la lengua oral a través de la retroalimentación de información que reciben por la vía auditiva. Cuando la pérdida auditiva no es funcional para la vida diaria, la adquisición de la lengua oral no se da de manera natural es por ello que utilizan la visión como principal vía de entrada de la información para aprender y para comunicarse, por lo que la lengua natural de las personas con esta condición es la Lengua de Señas Mexicana”.
Desde una perspectiva educativa, los alumnos y alumnas con discapacidad auditiva se suelen clasificarse en:
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Hipoacúsicos: Son alumnos con audición deficiente que, no obstante, resulta funcional para la vida diaria, aunque necesitan el uso de prótesis. Este alumnado puede adquirir el lenguaje oral por vía auditiva. Presentan algunas alteraciones en la articulación, en la reestructuración de lenguaje, o bien en el léxico
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Sordos profundos: Son niños con una pérdida auditiva total a pesar de las ayudas técnicas amplificadoras ya que no presenta restos auditivos aprovechables y por tanto la educación es altamente especializada. Hay que utilizar un sistema de comunicación alternativo y un especialista en audición y lenguaje, además de una adaptación significativa del currículum ordinario.
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Alumno sordo con audición funcional: Estos niños son sordos, sin embargo, tras un implante coclear realizado en edades tempranas, pueden llegar a hacer un uso funcional de la audición.
Para una mayor comprensión de la sordera, Romero y Nasielsker (SEP, 1999) distinguen entre alumnos con menor dependencia visual, es decir, con pérdidas auditivas menores, y alumnos con mayor dependencia visual por presentar pérdidas auditivas mayores; esta diferencia es el punto de partida para entender las distintas necesidades de uno y otro grupo de niños. Cuando un alumno tiene una pérdida auditiva menor (hipoacusia o sordera leve o moderada), generalmente logra desenvolverse en el medio oral al recibir la ayuda necesaria para desarrollar estrategias que le ayuden a compensar su pérdida y a utilizar de manera óptima sus restos auditivos (Romero y Nasielsker, 1999). Los apoyos pueden ser desde un amplificador de sonido hasta los auxiliares auditivos, que le ofrezcan una buena ganancia, además del apoyo de una terapia de lenguaje. Sin embargo, cuando un alumno desde el nacimiento tiene una pérdida auditiva mayor (sorderas severas y profundas), tendrá mucha dificultad para aprender la lengua oral de forma natural (Romero y Nasielsker, 1999:41). El desarrollo del lenguaje en niños con sordera severa y profunda no suele ser completo ni suficiente para cubrir debidamente sus necesidades de socialización ni de aprendizaje.
Muchas veces las pérdidas auditivas observadas en las audiometrías no son reflejo exacto ni contundente de las posibilidades de oralización de un pequeño. Al respecto Sánchez explica: “Un niño es sordo cuando la pérdida auditiva le impide adquirir naturalmente, espontáneamente una lengua natural oral como primera lengua […]. Es así que, independientemente de la audición remanente, es la imposibilidad de desarrollar un lenguaje pleno a través de la vía auditiva lo que le pone la rúbrica a la sordera infantil” (2007:22).
En síntesis, la sordera de acuerdo con Ogden (2002), es una gama y un espectro de condiciones. El término se aplica a la gente con muy poca o con ninguna audición, a la gente con una pérdida muy leve de la audición, y a cualquier otra persona con una pérdida moderada. Al contrario de los estereotipos, la gente sorda no es silenciosa. Muchos hablan usando la lengua de señas.
Causas:
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Sordera de transmisión: Se debe a malformaciones del conducto auditivo externo que puede sufrir cualquier anomalía y que se restablece mediante intervención quirúrgica que no suele afectar el producto de la audición final.
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Sordera de percepción: Se produce en el oído interno y se debe a lesiones cocleares o disfunciones que pueden afectar al lóbulo temporal, debida a causas genéticas o malformaciones congénitas en los primeros estados de gestación del embarazo.
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Sordera genética: Se da en aquellos niños con antecedentes familiares de disfunciones auditivas. El porcentaje de sordera genética se encuentra ante el 30 y 60%.
¿Cómo se diagnostica?
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Tamiz auditivo neonatal: Es un examen simple que se practica a todos los recién nacidos durante la estadía post parto en la clínica, en sus primeros días de vida con otoemisiones acústicas (OEA) para determinar si existe alguna alteración auditiva presente al momento del nacimiento.
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Potenciales auditivos del tallo cerebral: identifica y cuantifica la pérdida auditiva en niños y adultos que no pueden o no quieren participar en una prueba subjetiva.
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Audiometría tonal: Prueba que permite hacer una valoración precisa de la audición.
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Logoaudimetría: Prueba que tiene como fin evaluar la capacidad de una persona para escuchar y entender el lenguaje
¿Cuáles son los aspectos diferenciales en las distintas áreas del desarrollo?
Los niños y niñas con problemas auditivos no tienen necesariamente que presentar déficits en su capacidad intelectual, si bien su evolución se enfrenta con problemas derivados de las dificultades para adquirir e interiorizar el lenguaje, ya que la discapacidad auditiva repercute directamente sobre el proceso de adquisición y desarrollo del mismo en ellos. La deficiencia en uno de los canales sensoriales tan importantes como la audición en el desarrollo de la conducta adaptativa, provoca en los individuos una importante pérdida en la estimulación general.
¿Cómo es la percepción del habla y el desarrollo fonológico de la persona sorda?
La sordera afecta a la generación y desarrollo de las representaciones fonológicas (representaciones mentales, basadas en sonidos y/o grupos fonológicos del habla). Aunque la percepción del habla a través de la audición no es la única fuente de representación fonológica, sí es la principal. No obstante, el sordo tiene otras vías de acceso a las rutas fonológicas (dactilología, lectura labiofacial, etc.), pero todas ellas son incompletas. En su conjunto, el desarrollo fonológico de la persona sorda, expuesto sólo a nivel de lectura labiofacial, es muy incompleto debido a las ambigüedades de ésta.
Los niños y niñas sordos no desarrollan el lenguaje de forma espontánea, su adquisición y desarrollo es fruto de un aprendizaje intencional mediatizado por el entorno; así los niños y niñas sordos de padres y madres oyentes aprenden el lenguaje oral que se utiliza en su entorno familiar y los de padres y madres sordos aprenden de forma natural el lenguaje de signos. En algunos casos, adquieren simultáneamente el lenguaje oral y el de signos.
Según algunos autores, la adquisición del lenguaje de signos puede iniciarse precozmente a través de los primeros gestos naturales con significación. Se trata de gestos comparables, por sus características y función, a las primeras palabras en los oyentes. La transparencia de los primeros signos, con un carácter icónico, favorece el enlace con el significado de una forma más directa que las palabras, cuya conexión es más convencional.
El retraso en el vocabulario se debe, en parte, al lento desarrollo fonológico, pero también al tipo de estimulación y tratamiento del lenguaje que han recibido, en algunos casos, más centrada en la forma de la palabra que en su contenido. Por tanto es muy importante estimular a los bebés sordos a realizar sus emisiones orales con significado diferenciado, incluso en las situaciones de una defectuosa reproducción fonológica.
Las primeras limitaciones en la evolución intelectual de los niños y niñas sordos se manifiestan en el juego simbólico, que se desarrolla más tardíamente y con mayor limitación debido a unas relaciones sociales y comunicativas restringidas. La autorregulación y la planificación de la conducta, la capacidad de anticipar situaciones y el control ejecutivo de sus propios procesos cognitivos son dimensiones en las que el lenguaje ocupa un papel prioritario, por este motivo este alumnado presenta mayores retrasos y dificultades en la adquisición de estas conductas.
La adquisición de conocimientos también está muy relacionada con la capacidad de recibir información y elaborarla adecuadamente. Los niños y niñas sordos, al recibir menos información, tienen mayores dificultades para adquirir estos conocimientos.Estos problemas también se extienden a la lectura de textos escritos.
DESARROLLO DEL LENGUAJE:
Consideramos el lenguaje como un sistema de signos convencionales, multicodificados (fonológico, morfosintáctico, semántico, en el lenguaje oral) que nos sirve para percibir y expresar estados afectivos, ideas, etc. por medio de diferentes signos: acústicos, gestuales, escritos o gráficos. Es una capacidad humana que posee muchas modalidades de ejecución: oral, gestual, escrita, no vocal (tableros de comunicación).
Lo esencial en la construcción del lenguaje ocurre en el contexto de la interacción del niño con los adultos y, de una manera más general, en el contexto de la interacción con interlocutores más evolucionados. El lenguaje se adquiere en contextos significativos ante objetos, situaciones y personas relacionados con los intereses del niño. En contextos lingüísticos completos, el niño no se enfrenta a palabras o frases aisladas, sino a contextos relacionados.
El niño expresa intenciones comunicativas antes de poseer estructuras gramaticales. El desarrollo y adquisición del lenguaje está muy condicionado por la edad en que el niño se quedó sordo:
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Sordera congénita: Antes de los 3 primeros meses de vida.
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Sordera prelocutiva: Desde los 3 ½ meses de vida hasta los 2 años.
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Sordos perilocutivos: Entre los 2 ½ y los 5 años.
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Sordos postlocutivos: Cuando el niño llega a ser sordo después de haber completado las etapas que cubren el desarrollo del lenguaje, es decir, después de los cinco años.
Los niños sordos congénitos o prelingüísticos no tienen ventaja en la audición previa ni en el conocimiento fonológico.En el sordo prelocutivo el objetivo fundamental será establecer cuanto antes un sistema de comunicación, deberá aprender un lenguaje. En los niños sordos perilocutivos, este acontecimiento tiene un efecto rápido sobre la voz y la articulación; sin embargo, los niños que pierden el oído después de haber estado expuestos a la experiencia del habla, incluso un periodo breve, como puede ser un año, pueden ser habilitados para el lenguaje más fácilmente. Lógicamente, la habilitación para el habla mejora en relación directa con el aumento de la edad en que se presentó la sordera.
Si el niño se ha quedado sordo después de los 3 años debemos centrarnos en afianzar el lenguaje adquirido y darle estrategias de mejora: por ejemplo, a través de la lectura labial. El sordo postlocutivo que a partir de 5 años ha tenido experiencia de sonido, posee mayor competencia lingüística, pero probablemente su nivel de estructuración sea muy pobre. Debemos centrarnos en afianzar ese sistema lingüístico.Sin embargo en los dos casos anteriores debemos asumir los cambios que provoca la sordera en otras áreas del desarrollo: relaciones sociales y personales.
En cualquier caso es importante realizar un diagnóstico precoz que permitirá un equipamiento protésico y una estimulación auditiva temprana. El lenguaje, que cumple en un primer momento una función de comunicación social, posteriormente se interioriza para dirigir y organizar la actividad intelectual del sujeto.
Desde esta perspectiva, las limitaciones observadas en el desarrollo cognitivo de las personas sordas se explicarían por la ausencia de lenguaje verbal externo, lo que plantea dificultades para desarrollar el lenguaje interno y el pensamiento.
La falta de experiencias tanto del mundo físico como del mundo social y, en concreto, la ausencia del lenguaje sobre el que se construye el conocimiento, parecen ser factores determinantes en el desarrollo cognitivo.
DESARROLLO COGNITIVO
Los sujetos sordos tienen una inteligencia semejante a la de los niños oyentes, sin embargo, también se produce un desfase o retraso en la adquisición de las distintas destrezas o habilidades de cada etapa evolutiva, en comparación con los oyentes.
Se justifican los retrasos por la falta de experiencia social e interactiva, y de motivación. Debemos destacar que todas las investigaciones relacionadas con el desarrollo de la etapa sensoriomotora, coinciden en afirmar que el mayor retraso se encuentra en la escala de imitación vocal. Respecto a este periodo, los resultados de Best y Roberts (1976) indican que los niños sordos atraviesan este periodo sin diferencias especiales con respecto a los niños oyentes, salvo en los aspectos relacionados con la imitación vocal. Intervenir en este periodo es imprescindible en el niño sordo. Debido a su problema, junto con la actuación en el área comunicativa, debemos presentarle elementos simbólicos que le ayuden a comunicarse con su medio y a la vez que le permitan ir entendiéndolo; en definitiva, ofrecerle un sistema alternativo que le sirva como elemento de representación mental.
EL DESARROLLO SOCIO-AFECTIVO DEL NIÑO SORDO.
Del nacimiento a los 3 años: El reconocimiento de las personas se inicia en torno a los tres o cuatro meses (cuando sonríe a quien le cuida) y las conductas son diferentes según la persona con la que interactúe (llanto, sonrisa, mirada, contacto corporal, etc.), discriminando claramente entre las personas, prefiriendo unas a otras (al abuelo que le compra cosas a la madre que le obliga a ducharse, la tía que lo saca a la calle al padre/madre que lo deja en el taca-taca mientras trabaja con su ordenador, etc.).
Alrededor de los ocho meses muestra recelo ante las personas que le resultan extrañas.
A partir de los 18-24 meses empiezan a reconocerse a sí mismos, comenzando por su imagen y utilizando los pronombres personales para referirse a sí mismos.
De 3 a 6 años: El conocimiento de los otros se basa en las características externas y aparentes. Se da cierto egocentrismo porque sus pensamientos, sentimientos, intenciones y rasgos personales de los otros son más bien imprecisos (no saben por qué están un día con un compañero y al siguiente con el otro, etc.).
El niño sordo como cualquier niño nace en un contexto de una compleja red social. Para adaptarse y funcionar ha de aprender un conjunto de habilidades personales y sociales. "La socialización es el proceso a través del cual el individuo adquiere el conocimiento, las habilidades y las disposiciones que le permiten actuar eficazmente como miembro de un grupo". Las interacciones sociales y lingüísticas que el niño establece a lo largo de su desarrollo influyen de manera significativa en el desarrollo cognitivo, y a su vez, el progreso en conocimientos y capacidades intelectuales favorece los intercambios sociales y lingüísticos.
Interacciones sociales del niño sordo con sus iguales:
Las investigaciones señalan que las interacciones sociales de los niños sordos con sus iguales son poco flexibles, poco estructuradas, sobre todo si se basan en interacciones verbales. Los niños normales a veces también muestran dificultades, en la mayoría de los casos por desconocimiento. Cuando el niño es competente en algún tipo de lenguaje (oral o signado) y sus compañeros también lo utilizan, la relación que se establece es muy parecida a la de los niños normales.
Interacciones del niño sordo con los adultos:
El niño sordo suele tener problemas para interactuar con los adultos oyentes. Su presencia en la familia donde todos son oyentes, genera una distorsión en las relaciones que a su vez afecta al modo de vivir su identidad personal.
La actitud de los padres hacia la sordera de su hijo y la forma en que vayan elaborando la situación va a ser un factor determinante en las relaciones que establezcan con su hijo. Dentro de las interacciones sociales, un aspecto muy importante es destacar cómo son las interacciones comunicativas: al sordo se le achaca la falta de "norma" en su comportamiento social. En las relaciones adulto/oyente, niño/sordo se pueden observar problemas de explicación-incorporación de normas. Ciertamente se permiten a los niños sordos mayores concesiones que a sus iguales oyentes.
Dadas las dificultades de comunicación con el niño, los adultos tienden a explicarle menos la razón de determinadas normas, esto lleva al niño sordo a desconocer algunas normas sociales o a no entenderlas bien. Las interacciones con el niño sordo se producen en contextos inmediatos, se habla con él del "aquí y ahora", hay dificultad para hablarle del pasado, de elementos más abstractos; esto limitará al niño sus posibilidades de planificar sucesos, para entender secuencias temporales, entre otras.
Una de las características de personalidad habitualmente relacionada con la sordera es la impulsividad. Es frecuente oír decir que el sordo tiene problemas en el control de su propia conducta. Furth señala que el sordo está en desventaja al comprender menos el mundo y su funcionamiento, tanto físico como social. Como consecuencia esta conducta suele parecer anormalmente impulsiva cuando se le compara con niños normales. Es el adulto el que debe ayudar a plantear las exigencias de manera adecuada.
El retraso en la adquisición del lenguaje oral y sobre todo su insuficiencia, reducen las ocasiones de contactos sociales y son fuente de frustraciones para el niño sordo y sus padres. Estas dificultades de lenguaje impiden al niño comprender las explicaciones verbales de las emociones y los sentimientos del otro. El niño sordo carece de una parte importante de la información lo que le hace vivir su entorno de un modo inseguro.
El niño sordo se encuentra inmerso en un medio que ignora el resto de sus habilidades y sólo se interesa por aquellas en las que fracasa. En esta situación, no nos debe parecer raro que el autoconcepto del niño no sea el adecuado, con lo que esto acarrea en cuanto a falta de seguridad en sí mismo. Los niños sordos, hijos de padres oyentes, no poseen modelos claros de identificación. No es raro encontrar que los niños sordos que no han tenido contacto con otros sordos se cuestionen su futuro cuando sean mayores con preguntas como estas: ¿Me volveré oyente? De todo lo anterior deberíamos deducir que la sordera no tiene por qué producir problemas de adaptación social, sino que más bien se generan por una serie de elementos o reacciones que se provocan en torno al niño sordo.
EL DESARROLLO PSICOMOTOR
De 0 a 3 años: el dominio corporal constituye un proceso que se ajusta a dos leyes fundamentales:
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Ley céfalo-caudal del desarrollo: primero se controlan las partes del cuerpo más próximas a la cabeza, extendiéndose después ese control hacia abajo (labios-succión, sostener la cabeza antes que el tronco, etc.).
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Ley próximo-distal: se controlan antes las partes más cercanas al eje de simetría corporal (el hombro antes que el codo, el codo antes que la muñeca, la muñeca antes que la mano, la mano antes que la pinza con dos dedos, etc.).
Control sobre el propio cuerpo: cabeza tiesa; tronco, sentarse erguido; manos, coordinación óculo-manual; piernas, gateo, bipedestación, primeros pasos; saltar, correr; bajar/subir escaleras (primero con los dos pies en el mismo escalón, luego un pie en cada uno).
Lateralidad: determinada por la dominancia de un hemisferio cerebral sobre el otro se suele completar en torno a los tres años pero no pasa nada si en algunos casos se retrasa incluso hasta los cinco o seis años. Además pueden darse casos de zurdera e incluso de lateralidad cruzada: diestros de ojo y zurdos de mano y pie, etc.
De 3 a 6 años:
Adquisición del esquema corporal: conocimiento de la utilidad de todas las partes de su cuerpo: pies para desplazarse, manos para coger, ojos para ver, etc.
Organización espacial: En un primer momento toma las cosas circundantes como referencia (delante detrás, arriba, abajo) y posteriormente toma a su propio cuerpo como referencia.
Estructuración del tiempo: Al principio su ritmo es sueño/vigilia, luego de antes/después (de la comida, de la siesta, etc.), posteriormente mañana- tarde- noche, días de la semana (sobre todo los fines de semana –no cole-), meses, años, etc.
Algunos autores defienden que se observan diferencias en la adquisición de habilidades motoras como la marcha, capacidades de manipulación, otros en cambio opinan que no existen grandes diferencias con respecto a los normales, salvo en casos excepcionales o con problemas asociados.
Sin embargo, parece que hay coincidencia en aceptar que el posible retraso no se debe tanto a la sordera como a la respuesta del "entorno", fundamentalmente del entorno familiar: al niño le da miedo lanzarse a caminar, saltar, etc., ya que en cualquier situación a un niño oyente se le anima con mensajes de apoyo: "ven, yo te tomo", "mamá te ayuda", etc. El niño sordo no percibe estos apoyos en su globalidad sino realizados de una determinada forma: si centra la atención en la acción que va a ejecutar, le resulta más difícil prestar atención al adulto.
El niño no posee un autocontrol auditivo de sus actividades motoras: no oye el ruido de sus pasos, de los objetos que tira a su paso, de la puerta que se cierra tras él. La falta de audición no le permitirá localizar los elementos sonoros. Un niño oyente inicia un movimiento cuando oye el ruido, normalmente en dirección correcta y por acumulación de experiencias organiza una cierta visión del espacio que le rodea. Esta parte sonora le falta al niño sordo, cuya experiencia será fundamentalmente visual, táctil y kinestésica.
NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
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N.E.E. DESARROLLO COGNITIVO
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Escasa o incompleta experiencia en el medio debido a su carencia sensorial auditiva.
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Actitudes y expectativas bajas respecto a sus posibilidades de aprendizaje.
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Dificultad para estructurar y sistematizar la realidad a través del lenguaje oral.
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¿Qué implica?
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Entrada de información por vía principalmente visual.
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Dificultad a la hora de representar la realidad a través de un código oral.
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¿Qué necesita?
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Recurrir a estrategias visuales, táctiles y de ritmo para aprovechar otros canales de información.
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Utilización de un sistema alterno de comunicación.
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Experiencias concreta
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N.E.E. SOCIO AFECTIVO
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Ausencia de un código comunicativo que les permita acceder al conocimiento social en toda su amplitud, que le de la posibilidad de control interno de su propia conducta.
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Actitudes y expectativas inadecuadas hacia al alumno.
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Escasas experiencias sociales
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¿Qué implica?
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Dificultades para incorporar normas sociales
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Dificultad en la identidad social y personal.
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Dificultad para actuar comunicativamente con sus iguales y con adultos.
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¿Qué necesita?
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Recibir mayor información referida a normas y valores.
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Asegurar un desarrollo adecuado de la autoestima y el auto concepto.
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Desarrollar su propia identidad personal. Ser valorado y recibir una educación que dé respuesta a sus necesidades.
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Apropiarse y compartir un código de comunicación.
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N.E.E. COMUNICATIVO LINGÜISTICO .
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Afecta al desarrollo de forma global.
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Si el niño sordo no dispone de un código que le permita comunicar y representar la realidad, su desarrollo cognitivo se verá afectado y este empobrecimiento intelectual afectará a su lenguaje, convirtiéndose en un círculo vicioso.
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¿Qué implica?
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Dificultades para incorporar y comunicar a través del código oral
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¿Qué necesita?
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Apropiarse y desarrollar tempranamente un código de comunicación útil, verbal o no verbal.
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Intervenir y estimular su lenguaje oral.
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Potenciar y aprovechar restos auditivos.
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Estrategias que se deben implementar en el aula para favorecer el aprendizaje de los alumnos con discapacidad auditiva.
A) Estrategias organizativas:
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Situar al alumno en el lugar donde mejor pueda percibir a través de sus restos auditivos, lectura labial y acceso visual a la información (cerca del profesor y con una visión general de la clase).
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Distribuir el aula de forma flexible, procurando que en las situaciones de interacción grupal todos los alumnos puedan verse entre sí.
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Situar al alumno lejos de las áreas ruidosas.
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Evitar reflejos en la pizarra.
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Evitar la coincidencia de frecuencias entre los aparatos de FM de distintas aulas.
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Seguir un horario fijo de rutinas e informar al alumno de las modificaciones que se realicen.
Para facilitar la asimilación de reglas y normas:
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Las reglas deben estar escritas, dibujadas y signadas, y formuladas positivamente.
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Colocar las principales en carteles a la vista de todos.
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Limitar el número de reglas a las necesarias.
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Incluir una descripción de los efectos positivos de las reglas a cumplir.
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En reglas demasiado abstractas, utilizar el modelado.
B) Estrategias para el desarrollo de la comunicación
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Utilizar un lenguaje claro y fácil de comprender (articular de forma pronunciada y a velocidad moderada).
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No situarse de espaldas a la luz.
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No hablar nunca de espaldas a la clase.
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Ante explicaciones que precisen el código escrito, escribir primero en la pizarra y luego continuar la explicación de cara a los alumnos.
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Utilizar el movimiento corporal y los gestos faciales para captar la atención del alumno y ayudar a la comprensión del mensaje hablado.
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Utilizar ilustraciones y diagramas siempre que sea posible.
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Escribir en la pizarra las palabras nuevas y las que se consideren relevantes. Escribir en la pizarra un pequeño guión, esquema o resumen.
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Evitar dictar apuntes o pretender que el alumno sordo los copie del compañero, es preferible que se entreguen fotocopias al alumno sordo o que copie la información de la pizarra.
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No hablar nunca si el niño no está mirando.
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Evitar el bloqueo a la lectura labial con bigotes o barbas espesas, hablar mientras se masca chicle o con objetos en la boca, hablar mientras se pasea por la clase etc.
C) Estrategias a tener en cuenta durante la planificación y el desarrollo del aprendizaje
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Regular la cantidad de contenido a aprender procurando que no sea excesiva en cada exposición.
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Facilitar resúmenes escritos y esquemas.
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Dar al alumno sordo más tiempo para practicar, más oportunidades de repaso y pasos más pequeños durante el proceso.
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Usar una metodología globalizadora o interdisciplinar para establecer relaciones entre los contenidos y la transferencia de información, por ejemplo, usar los textos de conocimiento del medio para realizar actividades de comprensión lectora.
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Incluir explicaciones de palabras técnicas referidas a contenidos de un área.
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Iniciar el proceso de aprendizaje con las tareas más fáciles y pasar de forma progresiva a las más difíciles.
D) Estrategias a tener en cuenta en el aprendizaje grupal
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Situar al niño sordo en el grupo en el que tenga mayor facilidad comunicativa.
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Dar más tiempo al alumno para expresar sus opiniones.
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Identificar al que habla.
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Utilizar técnicas de retomar y repetir los puntos de discusión.
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Controlar el ritmo de discusión.
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Alternar el tamaño y composición del grupo para las distintas actividades.
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Evitar por parte de los compañeros una actitud sobreprotectora.
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Enseñar de forma explícita las reglas y normas de funcionamiento del grupo.
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Evaluar al alumno con deficiencia auditiva evitando la sobreprotección y rebajando el nivel de exigencia por el mero hecho de ser sordo.
E) Estrategias a tener en cuenta en la preparación de materiales escritos
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Dividir las frases demasiado largas utilizando conjunciones cuando se trate de frases compuestas.
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Reducir la dificultad de vocabulario, limitar el vocabulario técnico a lo esencial.
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Tener en cuenta sus experiencias y conocimientos.
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Al usar pronombres personales, asegurarse de que el referente esté claro.
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No usar demasiados sinónimos.
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Usar conjunciones simples.
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Asegurar que las proposiciones causales y condicionales estén claras.
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Cuando haya que usar palabras difíciles, explicar su significado entre paréntesis o como material complementario
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Proporcionar esquemas que le ayuden a comprender el texto escrito: vocabulario importante e ideas principales y secundarias.
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Preguntas secuenciadas causa efecto.
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Dividir las preguntas demasiado largas.
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Incluir gráficos e ilustraciones en el texto.
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Usar reglas mnemotécnicas.
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No hacer adaptaciones de textos demasiado largas. Si el contenido es excesivo, prepararnos o más textos separados.
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Usar anotaciones al margen de los libros de texto para el vocabulario.
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Enseñar a los niños a preparar su propio material adaptado: libretas de vocabulario resúmenes de los libros con lo subrayado en clase, guiones de estudio etc.

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